Redil del Paraíso

Redil del Paraíso es un hotel literario enclavado en las sierras cordobesas, más precisamente, en Cruz Chica, La Cumbre. Definiría su identidad como fusión entre el arte, la cultura, la naturaleza y el bienestar. Estos cuatro factores son claves en el mensaje que buscamos dar y en la experiencia que brindamos. Lo cultural es un aspecto del Redil que se remonta a los tiempos del escritor Mujica Lainez, "Manucho", quien vivió gran parte de su vida en su casona "El Paraíso", aquí en Cruz Chica, la cual está hoy abierta al público como museo. Lo que hoy es el Redil, antiguamente fue parte del predio de la casa de Manucho. También aquí vivieron sus tías, y fue un punto de encuentro y disfrute del círculo de amigos del escritor. Es casi imposible resistirse a tanta historia y a la esencia cultural intrínseca del Redil, decidimos adoptarla y recalcarla aún más, y a modo de homenaje decidimos llamar al hotel Redil del Paraíso.

Este proyecto fue una creación en conjunto, mía y de mi madre. Ella era amante de las artes pictóricas, y su enorme aporte consistió en la creación de las suites del Ala Pintores: Frida, Picasso y Van Gogh, tres habitaciones temáticas inspiradas en cada uno de los artistas. Además, encontrarán en cada una de ellas y a lo largo de todo el hotel, cuadros pintados por mi mamá, muchos de ellos homenajes a los ya nombrados artistas. Mi aporte pasó más por el lado literario, que es lo que me apasiona a mí. Hay cuatro habitaciones en el Ala Escritores: Cortázar, Borges, Hemingway y Hesse. Estas son más modernas y de un estilo más sobrio si las comparamos con las del Ala Pintores, que, al pertenecer a la construcción original del Redil, tienen un estilo más rústico. También quise crear un espacio dedicado exclusivamente al enorme placer de leer y enriquecernos de cultura, y así surgió nuestra biblioteca, uno de los rincones que más orgullo me da, con toda suerte de libros de las más insólitas ediciones. Un lugar para sentarse y perder la noción del tiempo.

La naturaleza es otro factor importantísimo. Elegimos Cruz Chica porque estamos alejados del centro, y adonde se mire, uno se choca con verde y más verde: sierras, árboles y cielo. En el jardín del hotel, abundan las flores, los árboles, las cañas. Hay rincones donde el follaje es tan exuberante que da un aspecto casi tropical. Todo esto es parte de la experiencia de hospedarse en el Redil: la paz y la calma de la naturaleza, el silencio de la siesta, solo interrumpido por el canto de los pájaros, los cielos estrellados y las lunas inmensas.

Por último, el bienestar es clave en el mensaje que quiero dar. Porque disfrute y salud pueden, y deberían, ser sinónimos. En nuestros desayunos siempre incluimos opciones saludables. Además, el Redil tiene un spa, para que nuestros huéspedes puedan relajarse y regalarse un momento de cuidado de mente y cuerpo. El spa cuenta con sala de masajes, gimnasio, jacuzzi y sauna; todos estos traen múltiples beneficios. Por otro lado, en el Redil siempre buscamos promover actividades saludables, que conecten con el cuerpo, la mente y el entorno. Recomendamos caminatas, trekking y tardes en el río, donde no hay señal de teléfono y uno puede callar la mente.

El Redil es un hotel, sí, pero además es una experiencia. Me parece fundamental que nuestros huéspedes se lleven de aquí más que un recuerdo, que se vayan habiendo aprendido cosas nuevas y habiendo alimentado la mente y el espíritu. Promovemos el encuentro y la conexión con el arte y la literatura, con el alimento, el ejercicio, el descanso, el cuidado del cuerpo y el respeto hacia la naturaleza.


Robertino Villamil